
Me parece imposible que Pep no esté ya con nosotros. Al saber de su ausencia empecé a notar la falta de su presencia y me di cuenta de cuantas cosas compartía con él y cuantas había vivido con él. Me di cuenta que el vacío que ha dejado es tan grande como siempre había sido su presencia.
Conocí a Pep hace 7 años y fue por trabajo, pero eso con Pep no es un síntoma de superficialidad. Pep era un todo con el diseño, con la fotografía y con la publicidad. Era de esas personas que le dan valor a la etiqueta “director de arte”. He conocido a muy pocas personas que sintieran tanta devoción por una profesión: la amaba y la respetaba, y por eso estaba entregado a ella. Compartir con Pep un proyecto era un placer, ya que su nivel de exigencia era tal que el profesional y el individuo se fundían en uno sólo y podías conectar con la persona, que aparecía dejándote un gran sabor de boca y una satisfacción por el trabajo realizado.
Cuando me hice cargo de la dirección del departamento de diseño gráfico de IDEP supe que le necesitaba, y supe que sería un gran profesor. Confió en mí y me prestó su apoyo y ha sido uno de los mejores profesores que han pasado por nuestro centro. Desde su aplomo y seriedad inicial conseguía transmitir el respeto que sentía por esta profesión y poco a poco, y a base de trabajo, conectaba con los alumnos haciéndoles crecer como profesionales, y como personas, y consiguiendo que sintieran tanto amor por este oficio como sentía él. Estoy seguro que los que han tenido la suerte de tenerle en el aula siempre se acordarán de él y podrán tenerlo como modelo.
Pep era realmente grande. Siempre le decía que su presencia, con su tamaño y potencia de voz, conseguía el respeto inicial de cualquier persona, y que después, con su temperamento formal y su complicidad, conseguía la confianza. Al final entendí que tenía que ser tan grande porque sino no le habría cabido el corazón y su voz tan profunda por que salía de muy adentro, de donde salen las cosas que merecen la pena.
He compartido con él bastantes proyectos de diseño y publicidad, como colega y como cliente. Él último ha sido la campaña de IDEP, que nos tenía que entregar acabada el lunes a primera hora. El eslogan, “lucha por tus ideas”, podría haber sido su lema personal y el leit motiv de su vida. Su último gesto de generosidad ha sido dejárnoslo como legado. Él creía en nuestro proyecto y siempre que pudo estuvo dispuesto a luchar por él. Pep, lucharemos por no defraudarte.
Oscar Heredero